En los últimos años, la importancia de aprender a vivir juntos ha crecido en nuestras comunidades educativas. Hemos visto cómo ciertas situaciones de convivencia superan las capacidades de los Establecimientos Educativos y de la Secretaría de Educación.

Frente a esta realidad, hemos avanzado en asumir la convivencia como un fin esencial del Estado y un objeto misional de los procesos educativos, así como lo reconoce la Constitución y la Ley General de Educación.

En nuestras escuelas, los conflictos de nuestros hogares y comunidades se manifiestan en diversas situaciones de convivencia y tipos de violencias. Algunos de estos conflictos los manejamos con nuestros manuales de convivencia escolar. Sin embargo, hay situaciones que exigen diálogo con alcaldías, personerías, Comisarías de Familia, la fuerza pública y otras entidades del sistema de convivencia escolar.

Desde la Secretaría de Educación reconocemos el poder transformador del diálogo y las bondades del acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. Este histórico acuerdo nos muestra que el diálogo es posible incluso después de más de 50 años de conflicto. Si el gobierno y las FARC pudieron sentarse a dialogar, nosotros también podemos resolver nuestros conflictos pacíficamente, ya sea en la familia o entre colegas.

Este acuerdo nos ha brindado una invaluable oportunidad: hacer memoria sobre las situaciones que nos han impactado y buscar alternativas para fortalecer la protección de la vida en nuestras comunidades educativas.

Nuestro compromiso con la educación es esencial en este proceso. La educación es la clave el desarrollo de nuestros municipios y para construir una paz duradera, enseñándonos la tolerancia, el respeto mutuo y la convivencia pacífica. Nos permite superar las barreras del pasado y construir puentes hacia un futuro donde podamos vivir juntos sin los riesgos de la violencia.

A pesar de las incertidumbres que rodean el proceso de paz en Colombia, el acuerdo ha sido una fuente de inspiración. Nos ha permitido encontrarnos, compartir experiencias y trabajar juntos en iniciativas como el Plan Territorio, Memoria y Convivencia, el eje de convivencia y paz del pacto por la educación, y en la red de docentes orientadores. Estos programas son más que proyectos educativos; son iniciativas de reconciliación y construcción de paz.

El acuerdo nos ha dado la oportunidad de repensar cómo aprendemos a vivir juntos. Aunque el camino recorrido es valioso, todavía es insuficiente. No existen recetas mágicas para construir la educación soñada, pero sabemos que, juntos, a través del diálogo y la innovación, podemos alcanzar nuestros sueños educativos.

El acuerdo de paz nos ha permitido transitar desde la mesa de paz de La Habana a las mesas de trabajo en nuestras oficinas, salas de profesores y aulas. Cada espacio educativo aporta a la construcción de paz, donde se fomenta y fortalece el aprender a vivir juntos.

 

Desde la Secretaría de Educación y con la colaboración de la Red de Docentes Orientadores, hemos desarrollado una estrategia basada en el diálogo, el desarrollo de capacidades y la innovación. Esta estrategia se fundamenta en las recomendaciones 62 y 63 de la Comisión de la Verdad e incluye:

  • Actualización de manuales de convivencia escolar.
  • Movilización de comités de convivencia escolar.
  • Fortalecimiento de proyectos pedagógicos y proyectos productivos.
  • Participación de las familias en el proceso educativo.
  • Formación de redes de docentes, directivos y agentes educativos.
  • Promoción de pactos de convivencia.

Con la llegada de nuevas administraciones, es crucial incluir la convivencia escolar en los planes de desarrollo y fortalecer procesos de innovación pública para mejorar el clima escolar. Sabemos que es un reto, pero juntos podemos crear un ambiente propicio para aprender a vivir juntos.

Para esto, hemos establecido espacios de diálogo a nivel municipal. Estos espacios buscan fortalecer la colaboración entre rectores, directivos docentes, docentes orientadores, la alcaldía y otras entidades clave. El objetivo es integrar la convivencia en los Planes de Desarrollo con acciones concretas.

En un mundo en constante cambio, la cooperación y el aprendizaje conjunto se han convertido en pilares fundamentales para el éxito en el ámbito educativo. Es por ello que se hace un llamado especial a rectores/as y directivos docentes para que unan esfuerzos en esta noble misión. La educación, más allá de ser una transmisión de conocimientos, es una herramienta poderosa para enseñar a vivir juntos en armonía y respeto.

Los desafíos actuales requieren de una visión integrada, donde cada institución educativa no sea una isla, sino parte de una comunidad viva. Al colaborar, compartir experiencias y recursos, los rectores y directivos pueden enriquecer sus enfoques pedagógicos y crear un ambiente más inclusivo y diverso para sus estudiantes.

Este llamado no solo busca mejorar la calidad educativa, sino también fomentar un sentido de comunidad y pertenencia entre las instituciones. A través de la cooperación, se pueden desarrollar programas conjuntos que refuercen valores como la solidaridad, el respeto mutuo y la empatía. Estos valores son esenciales para preparar a los estudiantes no solo para los retos académicos, sino también para los desafíos de la vida en sociedad.

Se propone la creación de redes de trabajo y espacios de diálogo entre rectores y directivos docentes, donde puedan compartir sus experiencias, desafíos y éxitos. Estos espacios serán cruciales para idear estrategias conjuntas que respondan a las necesidades de sus comunidades educativas y fomenten una cultura de paz y convivencia.

La meta es clara: trabajar juntos para incidir en planes de desarrollo y construir una generación de ciudadanos capaces de vivir en paz, preparados no solo con conocimientos, sino también con el corazón y la mente abiertos para vivir juntos en un mundo diverso y en constante evolución.

Planes de desarrollo: una oportunidad para fortalecer procesos del municipio desde las comunidades educativas.

Los colegios son protagonista del desarrollo en nuestros municipios. Piensen en ellos no solo como centros de aprendizaje, sino como motores de cambio, innovación y progreso comunitario.

Cada día, en las aulas, se están formando los futuros líderes, innovadores y ciudadanos responsables de nuestra comunidad. La educación de calidad es el primer paso hacia un futuro prometedor para nuestros jóvenes, y por ende, para nuestro municipio.

Cuando invertimos en educación, estamos invirtiendo en el futuro económico de nuestra región. Los colegios preparan a los jóvenes con habilidades y conocimientos esenciales que alimentan nuestra economía local y atraen nuevas oportunidades de negocio.

Los colegios son el escenario donde se combate la desigualdad. Proporcionan oportunidades para que todos, sin importar su origen, puedan alcanzar su máximo potencial. Una sociedad más equitativa comienza con el acceso a una educación de calidad para todos.

Nuestros colegios también son guardianes de nuestra identidad cultural. A través de programas educativos, celebramos y preservamos nuestras tradiciones y valores, fortaleciendo el sentido de pertenencia y orgullo en nuestra comunidad.

La educación nos enseña a dialogar y resolver problemas. Los colegios equipan a los jóvenes con las herramientas necesarias para abordar los desafíos actuales y futuros, contribuyendo a la convivencia y adaptabilidad de nuestros municipios.

Invertir en nuestros colegios es invertir en el futuro de nuestro municipio. Apoyemos a nuestros colegios, no solo como centros de aprendizaje, sino como semilleros de una convivencia pacífica y productiva.

Les invitamos a fortalecer a las comunidades educativas a través de sus planes de desarrollo, necesitamos sumar recursos humanos, técnicos y financieros a favor del desarrollo del municipio.

Aprender a vivir juntos es una tarea de todos y todas.